Recuerdos recargados con insidiosas situaciones son las que vuelven y entorpecen el caminar de quien se vuelve a encontrar con ellos. Paralizando por segundos el momento, y silenciando por completo una comunicación hablada que se traslada de inmediato a una comunicación gesticulada, llena de movimientos que dan a entender de manera implícita lo que hay.
Y así estamos, envueltos en una praxis que a nada nos lleva, pues intentamos ignorar lo que ocurrió. Pero ahora, cuando no existe compañía, sólo el sonido de mi fiel respiración, vuelvo a visualizar lo que pasó y comprendo que es un recuerdo, solo eso, y nada va a provocar con su aparición.