Vivencias que dejan huellas

Cada día se forja una historia en nuestras vidas con diferentes situaciones que nos van sucediendo, sin embargo sólo algunas van dejando huellas en nuestra memoria.

Un Mundo Diferente


De un día a otro, ante un mundo diferente me encontré, con temor por todo lo que podía suceder y yo, sin poder actuar de una forma ideal. Todo nuevo, distinto y lleno de voces silenciosas que no era capaz de oír. Un mundo diferente del que algunas nociones tenía de su existencia, pero hoy inserta en él, trato de entender con cautela y recelo cada vivir.
Con distancia fui observando cada movimiento y junto a ellos tus deseos, los que de una u otra forma se iban haciendo presentes, con violencia y en calma, entre risas y llantos, con cada manera de actuar te mostrabas ante mí. Sin embargo sentí miedo al verte así y por minutos creí no poder lograrlo, pero callé aquellos pensamientos e intente sacarte de ahí. Costó, pues tus fuerzas eran mayores que las mías, pues tus intentos sobrepasaban los míos, aún así logramos nuestras manos entrelazar, y a tu lado pude caminar, dejándome lentamente entrar en tu mundo, aquel mundo diferente. Trato de una u otra forma encontrarme con tus ojos y así poder fijarme en tu mirada, pero tu indolente indiferencia no me dejaba avanzar más allá de esos ojos melosos y ocultos a los demás. No te importa el que dirán ante tu forma de avanzar, y entre medio de la gente te paseas intentando capturar lo que anhelas, te observo, manteniendo la distancia, pausadamente sin que lo puedas notar, sin embargo en un punto sigiloso nos hallamos y al mirarnos, nuestros ojos congelados quedaron, nos hablamos entre risas y palabras de verdad, intentaste besarme, y sin oponer resistencia me deslice entre tus brazos tiernos y cálidos, sin temor, sólo refugio y protección encontré en aquel instante en que descubrí tu amor.
Aunque te busque constantemente y a veces, no te pueda hallar, se que llegará el momento en que nuestras miradas otra ves se encontrarán, y mientras eso suceda, continúo aferrada a ti, una sombra de la que no puedes huir, continúo necesitando con fervor poder escuchar tu voz interior, aquella que pide a gritos expresar más allá de lo que nuestros oídos pueden escuchar, y te espero, pacientemente me detengo esperando a que vuelvas, a que fijes tu mirada en mí, y continuemos este trecho que comenzamos juntos, tu y yo. Y así, en tu silencio, en tu hablar, en la explosión de emociones que haz de manifestar, en tu mirar distinto, en tu mundo ideal, soy feliz, porque me haz dejado participar en un mundo diferente, del que ahora no quiero escapar.