
Muchas veces me pregunto que es realmente el amor, cual es el real sentido de esta palabra, que al parecer es capaz de provocar muchas sensaciones a la vez, sean positivas o negativas, pero inunda el alma con un torbellino de emociones. Una cosa tengo clara, el amor es un sentimiento, ¿pero sólo eso?, o ¿va más allá de lo que por un instante somos capaces de describir? Sueños, ilusiones son transformados cuando nos vemos inmersos en este fluir de bellos colores, en este andar sobre nubes y percibir mariposas revoloteando ante ti. Volamos más allá de la realidad y al momento de poner los pies sobre la tierra, continuamos en esta quimera, que no hace más que llenarnos de felicidad. Quisieras que por unos instantes el tiempo se detuviera y poder capturar todo lo que estas viviendo, guardar esas imágenes para que no acabaran jamás. Pero el sentir amor es más que un simple sentimiento, más que una emoción que con el tiempo puede que se diluya, el amar a otro es una decisión que se toma, aceptando el riesgo de lo que podría venir y que tal vez no sea de nuestro agrado, que tal vez no sea de los momentos que quisieras guardar, sino que de aquellos que no desearías haber vivido jamás. Amar a otro, es decidir estar con esa persona en cada momento, sean buenos o malos. Así es el amor de Dios, incondicional, en cada momento de nuestras vidas esta ahí, con cada uno de nosotros, no por una emoción pasajera, sino que el decidió amarnos, aunque le fallemos una y otra vez, aunque lo ignoremos y decidamos continuar nuestro propio camino, aún así él sigue ahí esperándonos, con los brazos abiertos, olvidando todo error y continuando un proseguir junto a nosotros. Un amor que no miro nuestra condición, sino que fue capaz de enviar a su único hijo sólo por ti y por mí. ¿Serías tú capaz de hacer semejante acto, sabiendo que tal vez con el tiempo no te recordarían o sólo acudirían a ti en momentos de aflicción? Pero él lo hizo, porque su amor no tiene límites, simplemente porque decidió amarnos antes que tú lo hicieras.
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31: 3