
Como cada mañana, salió con su paso presuroso hasta aquel lugar de siempre. Sentada, espero con cautela su café, percibiendo y asimilando el olor propio que de éste se escapaba.
Un sin fin de pensamientos rodeaba su mente, ante el avanzar de múltiples personas. Hasta que de un momento a otro su mirada fijó la vista en él. Se observaron sin temor y pausadamente se esperaron.
Su latente corazón comenzó a palpitar con mayor frecuencia a la llegada de aquella persona que paralizó su mirar. Él, sin dejar pasar el tiempo junto a ella se sentó, y sin pronunciar palabras sus labios se cruzaron. Con ternura la rodeaba entre sus dedos, con sutileza recorría sus mejillas, aquella de piel suave y brillante que se hacía notar ante él.
Era el instante perfecto para volverse a enamorar y sin siquiera buscarlo, en su lugar favorito lo vino a encontrar.
Detenidos los segundos se contemplan y sin obviar ni un detalle, capturan y se apropian de la belleza que los paralizó.
Ya, cruzando sus manos abandonan el lugar, y a diferencia del principio, juntos comienzan a caminar.
1 comentarios:
Mony, buenísimo... yo estoy reeditando mi blog.. espero tu pasadita a visitar..;)
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