Vivencias que dejan huellas

Cada día se forja una historia en nuestras vidas con diferentes situaciones que nos van sucediendo, sin embargo sólo algunas van dejando huellas en nuestra memoria.

Decisiones


En medio de la noche me dispongo a escribir y poder plasmar todo lo que en este momento da vueltas en mi cabeza. Sensaciones, ilusiones, temores, recuerdos, incluso imágenes que forman parte de este querer dar a conocer a través de una hoja en blanco parte de lo que hay tras aquello que se puede ver, lo escondido en lo recóndito de un corazón que en ciertas oportunidades palpita con una mayor frecuencia debido a situaciones esperadas o inesperadas, pero que dejan su huella en mi memoria. Y así, en medio de todo esto voy hilando oraciones, tratando de ordenar lo que hay. Con suave música de fondo, dando armonía a mi estadía, continúo en esto. Son muchos los momentos que se vienen a mi mente, los que sin la necesidad de evocar con esfuerzo salen a flote y quieren transportarse a esta hoja. Sin embargo creo que a veces es necesario dejar escondido, o tal vez no escondido, pero si en secreto lo que no sólo me afecta a mí, sino que también a ti, de quien son muchas de las instancias que hoy vuelvo a revivir. Fácil resulta volver a vivir lo que ya sucedió, y más aún cuando nos damos cuenta que en este recorrer rincones pasados, nos trasladamos a aquellas instancias de las cuales no nos hubiese gustado salir jamás. Volver a ser niña otra vez, y sólo preocuparme de jugar, tan simple como eso, pero que me hacía feliz. Volver a ser niña para estar con Papá, oírlo llegar, sentarme en sus piernas y escuchar aquellas historias que con tanta frecuencia contaba. Volver a ser niña, sin la necesidad de tomar decisiones que afectaran mi tranquilidad. Y es en esto en donde me detengo, porque últimamente he estado expuesta a una infinidad de situaciones en donde no hubiese querido jamás tener que decidir que hacer. Hubiese preferido ser la niña y que otros decidieran por mí. ¿Por qué? Porque luego de actuar he cuestionado mi accionar, si fue lo correcto o erre. Pero en estos días aprendí que no importa cuantas veces me caiga, lo importante es que me puedo volver a parar, sacudir la mugre y continuar. Y lo mejor de todo es que no sola, porque está esa mano perfecta que no me deja ni por una milésima de segundo, y si permite que vuelva a caer, llorar y sufrir, es porque esta trabajando y moldeando mí forma de ser.