Vivencias que dejan huellas

Cada día se forja una historia en nuestras vidas con diferentes situaciones que nos van sucediendo, sin embargo sólo algunas van dejando huellas en nuestra memoria.

Heridas del Alma



Creemos que el tiempo es quién se encarga de borrar aquellas historias que cambiaron el curso de nuestras vidas, sin embargo éstas se transforman en parte de nuestro presente, y aún así, tratando de ser parte de nuestro futuro, puesto que las evocamos sin siquiera saberlo, y las traemos de vuelta, sólo que en otro contexto. Son aquellos acontecimientos que por más guardados que los tengamos, fluyen de manera implícita en nuestro actuar. Te relacionas de una forma debido a un pasado que se forjó ante tí, el que quieras o no dejó su huella y hoy te enfrentas a la vida según aquello que ya pasó, y aunque creías olvidado, en secreto, pasado, sale a la luz, haciendo manifiesto su influir en tu conducta. Te das cuenta que te cuesta dejar de lado lo que se tatuó en lo más profundo de tu corazón, y aunque tratas de responder de diferente manera frente a un estímulo que te parece ya haber vivido, vuelves a lo mismo y terminas reaccionando de la misma forma, bloqueándote por completo a lo nuevo que esta frente a tí. Tratas de arrancar de esa situación, intentando olvidar olores, imágenes, todo lo que te pueda llevar al retroceso de tu caminar, pero es difícil, es algo que va más allá de tí, te supera, y cuando por fin sientes que puedes, algo sucede, enviándote al mismo lugar del que te ha costado salir. Tantas heridas que nos cuesta sanar, ¿Por qué? Porque creemos que está en nuestras manos mudar el dolor del pasado, intentamos por diferentes medios borrar esas heridas, hasta anular lo que duele cuando sientes que vuelve, o simplemente te conformas con ese estado de inercia y vives día y noche siendo alguien sin sueños ni esperanzas, alguien que dejó de lado todo lo que de niño imagino vivir, todo lo que vislumbró, y hoy, ya no puedes cumplir. Pero es posible, cuando dejas que Dios se encargue de eso y le muestras aquello que aún, pasando los años, te sigue doliendo, sigue sangrando. Cuando tomas conciencia de tu situación y decides salir y que él cambie tu vivir. Cuando decides que él tome el control de tu vida y por sobre todo de tu corazón. No niego que vuelves a sentir el dolor, que revives lo que pasó, pero es porque estas dejando que Dios sea quién ingrese en ese lugar oculto, aquello que quisiste borrar de tu mente, restaurando y renovando lo que ahí hay, cicatrizando tu herida … No dejes que el miedo te paralice, sino que lánzate en los brazos de aquel que dio su vida, sólo por tí. Cuando estés ahí, sentirás la verdadera libertad.